miércoles, octubre 18, 2006

PRELUDIO A LA INVASIÓN ESPAÑOLA



“Entre la reconquista española y el nuevo mundo”
Los siglos XV y XVI son claves para entender el afán expansionista europeo. Estos siglos coinciden con la expansión del capitalismo mercantil de occidente y la crisis estructural del feudalismo.
Desde el siglo XII los mercaderes europeos recorrían largas rutas hacia el oriente en busca de las especias orientales cómo: jengibre, menta, cardamomo, nuez moscada, salvia, perejil, pimienta, comino, azafrán, clavo o anís. Para el siglo XV las especias orientales habían alcanzado gran demanda en Europa, esta actividad llevó al desarrollo del mercantilismo. Así, Europa se había convertido en una zona consumidora de productos orientales, al punto de hacerse imprescindible en la preparación de alimentos, brebajes medicinales e inclusive para la fermentación de bebidas caseras, como también la relevante importancia que adquiere la seda oriental, con la cual se fabricaban los más cotizados trajes de la época.
Los árabes, quienes tuvieron el control de la península Ibérica hasta mediados del siglo XV, fueron los primeros en recorrer con sus caravanas las rutas comerciales ya sean estas: terrestres a través de Constantinopla (ruta de la seda) o marítimas navegando el mediterráneo y el mar Indico con destino a Calicut (India), Catay (China) o Cipango (Japón). Fueron ellos, quienes llevaron la brújula y la pólvora a la península donde adquiere diferente utilidad; en cuanto a la brújula, fue Flavio Guioja quien la encerró en una caja de cristal para uso marítimo y la pólvora fue empleada con fines bélicos (arcabuz, cañones), estos descubrimientos fueron claves para consolidar el expansionismo europeo.
El tráfico comercial se vio interrumpido cuando en 1453 los Turcos Otomanos tomaron Constantinopla y las rutas comerciales se vieron invadidas. Tras el cierre de las rutas comerciales el pánico y la especulación de precios cundió en la península, así el costo de las especies orientales se incrementaron notablemente, haciendo de la búsqueda de una nueva ruta hacia el oriente un punto crucial en la agenda de las monarquías que aspiraban alcanzar la hegemonía de la región.
Los reinos cristianos Castilla, Aragón, Navarra se organizaron para recuperar el control de la península que se hallaba en manos de los árabes y el Islam e ir en busca de la tan ansiada ruta alternativa que les permitiera recuperar el comercio de especias orientales. Los portugueses fueron los primeros en independizarse de los árabes, por ello, una vez que la casa de Avis se consolido en el trono de Portugal, el hijo de Juan I de Avis, Enrique “el navegante” inició la búsqueda de una ruta alternativa hacia oriente, pretendiendo navegar a través de las costas occidentales del África (bordear el continente africano); para ello fundó en 1415 “la escuela náutica de Sagres” con el fin de capacitar e instruir a los navegantes en técnicas y tecnología de navegación. Todo ello permitió que los portugueses en 1431 inicien la exploración de la costa noroccidental del África, inaugurando así la ruta de trata negrera y marfil. Con esta preparación, y experiencia, los navegantes portugueses se echaron a la mar, siendo Bartolomé Díaz quien en 1487 llegó al temible “Cabo de las Tormentas” zona de complicada navegación, en el extremo sur del África, esta proeza llevó al entusiasta Rey Juan I a cambiarle el nombre por “Cabo Buena Esperanza”. Posteriormente Vasco de Gamma llegó a la india y fundó la ciudad de Calicut en 1498, al año siguiente Pedro Álvarez de Cabral llegó a las costas del Brasil.
Los Reyes Fernando de Aragón e Isabel de Castilla lograron expulsar a los Árabes de España -junto a ellos el Islam- en 1492; razón por la cual el papado le otorgó el derecho de Regio Patronato, a través del cual, el Rey adquiere potestad para nombrar autoridades eclesiásticas, anular bulas, entre otros privilegios propios de la alta administración religiosa. En este mismo año se autoriza el viaje del navegante Cristóbal Colon rumbo al occidente (circunnavegar la tierra) a través de “La Capitulación de Santa Fe” firmado por la reina Isabel de Castilla tras mediación del funcionario real Luís Santanguel. En realidad, el proyecto del almirante Colon contemplaba la redondez de la tierra como un hecho, considerando Europa y África como únicos continentes, ello llevo al almirante Colón a tomar mediciones erróneas y considerar que la tierra era mucho más pequeña de lo que realmente es. Por ello, Colon planifica un viaje para 40 días, ello explica la desesperación de los tripulantes y los conatos de motín al llegar el día 30 de viaje, y no hallar tierra. Los tripulantes sabían que era imposible regresar y Colon manejaba la situación fraguando las coordenadas y prometiendo la cercanía de las indias orientales. Según el diario de Colón, este había recibido un ultimátum, las reservas se agotaban, si no se hallaba tierra en los próximos días, Colon sería ajusticiado por conducir a la muerte a sus tripulantes. Persuadido por el inicio del motín, el 07 de octubre 1492 Colón alteró el rumbo hacia el suroeste. Colón dijo, que al primer hombre que gritara que había visto tierra le daría una capa de seda, aparte de otras recompensas que había prometido el Rey y la reina. Esa noche colón pensó haber visto una luz en el horizonte (Fernández Armesto 2003). Era día viernes 12 de octubre a las dos de la mañana, cuando un marinero sevillano, tal vez Rodrigo de Triana, estirándose desde la arboladura de La Pinta lanzo el grito “¡TIERRA!”, acompañado probablemente de “¡ALBRICIAS!”. Se escuchó el disparo de un pequeño cañón -señal convenida para indicar la presencia de tierra- es un hecho, que en el acto, se debió dar gracias a dios por haber dado respuesta a sus plegarias. Los que resulta interesante (según consenso de los biógrafos de Colón) es el hecho de que el almirante Colón se arroga la recompensa de los monarcas, afirmando haber avistado tierra la noche anterior, con el presumible, aunque no registrado, disgusto del vigía de Triana. Los nativos llamaban a la isla Guanahani, Colon decidió rebautizarla con el nombre de San Salvador, tal vez por que representó la salvación para él y sus marinos.
Respecto a la primera isla a la que arriba Colon, hay ciertas discrepancias respecto a si verdaderamente se trata de El Salvador (antiguamente llamada Watling Island) ya que la descripción que hace el almirante de la isla dista mucho de su real fisonomía. Para algunos Colon bien pudo llegar a cualquiera de las islas de Bahamas o Turcos y Caicos, que se interponen en el camino hacia Cuba y Jamaica. Lo cierto es que desde el siglo XVI la cartografía identificó a la isla Salvador como la primera isla en la que arribó el gran almirante Colón.
Colón murió sin saber que había arribado a un nuevo continente, que será conocido inicialmente como las “indias occidentales”. Es el florentino Américo Vespucio quien confirmó las especulaciones de la época, al circunnavegar el continente y señalar que verdaderamente se trataba de un “Nuevo Mundo”, distinto a las indias orientales. Así, en 1504 escribe su polémica obra “Mundus Novas” que se popularizó prontamente, haciéndose 12 ediciones el primer año. En 1505 publicó una Carta, donde narra los pormenores de sus cuatro viajes. Esta carta fue traducida al latín y publicada en 1507 por el cartógrafo alemán Martín Waldseemüller, quien propuso de plano que se diera el nombre de América al nuevo continente, por considerar que el mérito del descubrimiento era de Américo Vespucio. Así, sin que Vespucio lo supiera, se estaba inmortalizando su nombre.

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