martes, octubre 23, 2012

lunes, octubre 22, 2012

EL FANTASMA SENTIMENTAL

                                                                          EL GENIAL "CARLÍN"

"Definitivamente, el tema del indulto a Fujimori ha desencadenado una serie de gestos y acciones cuyo carácter simbólico invita al análisis. La maquinaría sensacionalista empleada por los fujimoristas, es la misma   que a mediados de los 90', la cual rindió excelentes resultados al momento de justificar o promover acciones políticas. El psicoanalista Jorge Bruce interpreta estos gestos, acciones y mensajes subliminales, que están  aderezando el indulto al ex presidente Alberto Fujimori. "
El ya célebre autorretrato de Fujimori ataviado a la usanza andina, en donde pide perdón de una manera elíptica, es útil para analizar el papel de los afectos en la política. Lo esencial es desmontar la falsificación de ese pedido, para luego subrayar el objetivo de la maniobra. El texto que acompaña a la pintura dice: “Pido perdón por lo que no hice y por lo que no pude evitar”. La ambigüedad de la frase permite variadas interpretaciones.

La más socorrida es que, por un lado, no pudo concluir su tarea y, sobre todo, no pudo evitar los crímenes por los que ha sido condenado. En otras palabras, la corrupción se debe a Montesinos y los asesinatos del grupo Colina también: él es, como lo dijo en el juicio, inocente. Solo se declaró culpable por estrategia. Lo interesante de todo esto es el verdadero sentido del supuesto pedido de perdón: ni una sola palabra sobre el daño causado a la nación con el proceso de envilecimiento corrupto cuyas secuelas continuamos padeciendo, ni tampoco sobre el sufrimiento causado a los familiares de las víctimas que él ordenó matar.
En otras palabras, bajo el paraguas del perdón lo que aparece es una clásica operación de negación: yo no hice nada, estoy injustamente sentenciado.

De este modo apela al sentimentalismo de la opinión pública, a fin de entorpecer el proceso de juzgamiento sereno de los delitos que se cometieron bajo su mando directo. Ese trabajo ya lo hizo de manera irrefutable el Poder Judicial, bajo la dirección de César San Martín, dando al país una experiencia histórica de lo que podríamos llegar a ser como sociedad si hacemos las cosas bien. El fantasma sentimental es conservador y funciona en la inmediatez impulsiva de los afectos: “¡Pobrecito! Después de todo lo que hizo por el Perú, ¿así le pagamos? Es cierto, cometió errores pero sus logros valen más”. Nótese que los crímenes se desvanecen en una bruma alegre y colorida como la del autorretrato. Los muertos y los robos quedan sepultados bajo un alud de sentimientos que llevan al abrazo y al olvido.

Es interesante observar, como lo ha hecho Diario 16, que esta estrategia no parece ser obra de la alta dirección fujimorista. Hace tiempo se habla de una separación política, en la práctica, entre el entorno de Keiko y el comando de la Diroes, en el que intenta resucitar Carlos Raffo. Este aspecto político no debería interferir, sin embargo, en la decisión presidencial respecto del pedido de indulto. El Presidente Humala está indultando a enfermos terminales en los últimos días. No se sabe si lo hace como una manera de notificarles a los fujimoristas de ambos bandos que solo indulta casos límite. O si nos está preparando para ceder a la presión psicosocial.

Con buenos sentimientos se hace mala filosofía, decía uno de mis profesores en la PUCP. Lo mismo podría afirmarse de la política, en donde se requiere el coraje de navegar contra la corriente y la claridad de explicar por qué es indispensable hacerlo así.

viernes, octubre 19, 2012

¿DÓNDE ESTÁ EL TUMOR DE FUJIMORI?


Cuando uno tiene un tumor, se extirpa y se hace analizar por el patólogo para determinar si es benigno o maligno. El patólogo conserva el pedacito de tumor en parafina (el material de las velas) y elige las áreas a estudiar. Lo corta en varias láminas finísimas de seis micras de espesor que se ponen en esos rectángulos de vidrio que todos conocemos y permiten se estudien las láminas del tumor bajo el microscopio para evacuar el informe y saber si hay cáncer.

Para estadísticas, segundas opiniones o evaluaciones posteriores, el INEN guarda todas las parafinas de los tumores de los pacientes a los que se les ha realizado biopsias desde la fundación del hospital (1939). Todas están excepto las de Alberto Fujimori. Hasta el cierre de esta columna, ninguna de las parafinas o láminas del supuesto tumor de Fujimori están en el Departamento de Anatomía Patológica, donde deberían. Ni las parafinas, ni las láminas, ni la historia clínica de Fujimori fueron archivadas donde corresponde. ¿Por qué es importante? Porque:

1) Las pruebas del supuesto cáncer del 2008 han estado en manos de los fujimoristas y sus médicos allegados. 2) Porque los papeles de Informes Patológicos adjuntados al pedido de indulto no son suficiente prueba de que el líder fujimorista ha tenido cáncer. 3) Porque solo un examen de ADN a la parafina del supuesto tumor de 1997 y 2008 de Alberto Fujimori podría dar fe de si tuvo cáncer. Pero esas parafinas y esas láminas están no habidas en el correspondiente archivo del INEN. ¿Dónde están? ¿Quién las tiene? ¿Se atreverán los fujimoristas a someter esas parafinas del supuesto cáncer del 97 y 2008 de Fujimori a la prueba de ADN que confirme que pertenecen a él?

Lo que sabemos, gracias a valientes testimonios como el del reconocido oncólogo Dr. Elmer Huerta (nombrado por el presidente Clinton como miembro del Consejo Nacional de Cáncer; primer hispano presidente de la American Cancer Society; médico e investigador del Washington Hospital Center hace 18 años, una de las fuentes de información médica más confiables en EEUU y AL; tiene un segmento semanal de salud en CNN que se ve en EEUU y AL, y elegido uno de los 100 hispanos más influyentes en EEUU en el 2008) y otros, sin pelos en la lengua ni favores políticos, como el Dr. Luis Solari, además de otros médicos consultados que no se atreven a hablar en público por temor a la embestida fujimorista (como ha hecho recientemente Aguinaga contra Huerta).

Fujimori, hoy, no tiene cáncer. Tuvo cáncer (según Aguinaga y las patologías aún por confirmarse con prueba de ADN a su tumor en la parafina del 97 y 2008). No se señala siquiera en esos papeles lo que es obligación de cualquier oncólogo: el estadio del supuesto cáncer del 97 y 2008.

De las cinco operaciones que ha tenido, las tres últimas no han sido por cáncer. Está, por ahora, libre de enfermedad.

Displasia no es sinónimo de cáncer como los fujimoristas y algunos doctores de mandil naranja han querido hacer aparecer.

La frase “alto riesgo”, que hasta el INEN se sometió a poner en su Comunicado C 001-11, no refiere a alto riesgo de cáncer, sino a alto riesgo de las heridas que le salen en la boca y que no son cancerígenas según las últimas tres operaciones, y aunque fujidoctores y aliados se esmeren en confundirnos.

Cuando en febrero del 2011 el Dr. Huerta escribió en su blog que Fujimori no tenía cáncer, resaltó que se ceñía a la información hecha pública por sus médicos y entorno que hasta entonces nunca hablaron de cáncer. Incluso hizo dos adendas (22 y 24 de febrero) señalando la novedosa información de los médicos que recién decían que Fujimori tuvo cáncer en 97 y 2008. La otra pregunta que cabe es: ¿a un paciente al que le encuentran cáncer le vuelven a hacer recién un examen patológico 11 años después?

Quienes revisen los requisitos del indulto no deben basarse solo en papeles. Debemos exigir que aparezcan las parafinas de los supuestos tumores de Fujimori y se les realice la prueba de ADN que confirme que pertenecen a él.

sábado, octubre 06, 2012

¡Chino, chino, chino!



“En una democracia se garantiza la vida y dignidad humana aun para aquellos condenados por el sistema judicial. El indulto, es un mecanismo que corresponde al poder ejecutivo y que se emplea en casos donde la vida humana se encuentra al límite de su existencia; en estos casos el Presidente de la República concede la suspensión de la condena para brindar una muerte honrosa y digna al sentenciado. El caso de Alberto Fujimori no se ajusta a los fines del indulto, por varias razones… Antonio Zapata enfatiza en su artículo, el riesgo de un indulto -en caso de darse- sin condiciones a Fujimori… Además del daño que generaría a la democracia”  
Miércoles, 03 de octubre de 2012
Alberto Fujimori continúa siendo una figura del escenario político actual. No es alguien que haya pasado, sino que aún tiene capacidad personal de operación política. Si sale indultado sin condiciones, seguramente será figura clave de la campaña presidencial del 2016. Por ello, aún es prematuro para ensayar un balance sereno de su trayectoria política. Las pasiones que despertó no han amenguado; por el contrario, en estos días, están alcanzando el paroxismo.
Pocos como Fujimori registran una carrera tan compleja, plena de altibajos y enormemente desigual. En contra, tiene uno de los récords de venalidad más elevados de la historia nacional, habiendo despilfarrado los dineros de la privatización en corromper a medio país. Asimismo, usó el asesinato y el abuso de los DDHH como estrategia gubernamental, no vacilando ante el golpe de Estado y la destrucción de la débil democracia nacional. Dirigió una maquinaria política temible: cleptocrática y autoritaria. En realidad, Vladimiro Montesinos fue su criatura, nunca hubiera llegado sin su concurso. Nada tan malo en los últimos cincuenta años.
Pero, al encontrar al país en una situación límite, tuvo sentido para ordenar la casa y terminó con la hiperinflación heredada del primer gobierno de García. Asimismo, durante su mandato, la policía capturó a Abimael Guzmán, terminando con la primera guerra senderista. También firmó la paz con el Ecuador, cerrando el principal problema histórico de límites de la república peruana. Su haber no compensa, pero reduce el peso del debe.
¿Cómo juzgar una combinación tan desigual? En primer lugar, dejando constancia que es la base para los sentimientos encontrados que genera su presencia política. Sus hinchas y quienes lo detestan se fijan solo en un lado de su trayectoria; lo aprecian de perfil, el que prefieren, desconociendo su segunda personalidad. Pero Fujimori, como el Jano de la mitología griega, es un ser de dos rostros.
El punto de partida es aceptar el paquete entero porque este tipo de individuos es frecuente en el Perú. Disponemos de bastantes casos de personalidades complejas, cuya trayectoria está llena de aciertos y maldades. Lo óptimo y lo pésimo frecuentemente viene junto en nuestro país.
Una vez que se asume el balance de Fujimori como conjunto, el siguiente paso consiste en valorar sus elementos. Lo peor que hizo fue destruir la confianza ciudadana en el Estado. Después de su mandato, la gente piensa que los políticos son abusivos y ladrones, que la actividad política en sí misma es obra de individuos intrínsecamente deshonestos. Al robar y matar por razones de Estado, Fujimori quebró el respeto esencial del ciudadano con el Estado. Luego, aflojó mucho el control social y se han soltado los jinetes del Apocalipsis: el narcotráfico y la delincuencia.
Mientras que, sus logros son estructurales, tienen menos que ver con la gente y más con los modelos de crecimiento. Sacó al Estado peruano de grandes problemas, pero sembrando una desconfianza atroz que hasta hoy lo corroe. Inició una etapa de crecimiento, pero promovió un prototipo egoísta, desconfiado y al borde de la ilegalidad. La economía crece, pero sin logros colectivos, reproduciendo la ventaja personal como rasero de las cosas. Desde Fujimori, nadie cree en nadie. Se perdió la noción de patria y servicio al Estado.
El indulto que se está cocinando será una mala noticia para las fuerzas democráticas. Fortalecerá la impunidad y abrirá las puertas a quienes como Fujimori actúan empleando al Estado como botín personal. Pero, peor sería que saliera sin condiciones. Al oponernos a su indulto, no descuidemos sus condiciones, si efectivamente se concreta. En ese caso, lo esencial es separarlo del juego político.
Al pedir indulto, la familia Fujimori está reconociendo que cometió delito. Si el presidente Humala perdona el cumplimiento de la sanción, que no olvide la pena. Fujimori debe quedar fuera de los asuntos de Estado, puesto que abusó del poder más que nadie.